Uno de los personajes más influyentes de su época fue Ramón Rosa, quien fuera un destacado abogado, periodista, político y escritor liberal de la segunda mitad del siglo XIX, una persona que fue de honestidad probada anunció la construcción de su residencia que con los años se convirtió en la Corte Suprema de Justicia y hoy es el Museo del Hombre Hondureño.

La Casa ha sido restaurada y es un sitio que no se debe perder de conocer en la Avenida Cervantes, y de la cual les traemos un extracto del relato elaborado por SAP de la página SkycraperCity:

En el afán de “modernizar” el centro de Tegucigalpa, autoridades municipales en los años setenta permitieron que se demolieran numerosos viviendas viejas de adobe y piedra para construir edificios “novedosos” de concreto y acero. Caso típico la avenida Miguel Cervantes (2da. Calle) donde solo quedan poquísimas estructuras de finales del siglo XIX e inicios del XX, entre ellas la Casa Ramón Rosa, hoy Museo del Hombre Hondureño ubicado a unos pocos metros al este de la catedral metropolitana.

Dos imágenes del ayer y hoy (1889 y julio 2008) de la antigua Corte Suprema de Justicia, hoy Museo del Hombre Hondureño. El museo tiene una colección de pinturas de artistas hondureños y opera como galería de arte. Así mismo cuenta con una sala para restauración de obras de arte y una colección de artículos personales de los personajes que han hecho historia en nuestra nación.

Ramón Rosa mientras funcionaba como Secretario de Estado del gobierno de Marco Aurelio Soto, manda a construir su casa en el barrio San Francisco (hoy barrio El Centro). En su momento, el jurista declararía que por “motivo del cargo que desempeñaba necesitaba una casa de habitación cuya decencia correspondiera a estas altas funciones que le fueron encomendadas, edificándola de cal y canto”. Fue erigida por el constructor Francisco Martínez y después de la muerte de Rosa, el inmueble seria conocida como “la casa de los amigos del país”, sede de reuniones y veladas políticas donde se discutían problemas nacionales. Posteriormente fue adquirida por el estado hondureño y por casi un siglo albergó al poder judicial.

A mediados de los 1990s en condición de “préstamo” por treinta años con la obligación de restaurarla, el gobierno se la entrega al organismo privado sin fines de lucro “Fundación para el Museo del Hombre Hondureño”. La entidad tiene como fin “la búsqueda incesante de la reafirmación de los valores que hacen parte de nuestra identidad nacional y hacia el rescate de la herencia y memoria cultural de Honduras”.

Su interior acoge salón de uso múltiples, una biblioteca especializada en arte, dos salas para exposiciones, taller de restauración, área administrativa. Todo alrededor de un precioso jardín interior.

 

En sus paredes cuelgan más de 30 pinturas de gran formato, incluyendo dos murales que resaltan los eventos principales de la “hondureñidad”, realizados por recocidos pintores nacionales, por otra parte, su taller de restauración ha reparado unas 250 piezas de arte en su mayoría religiosa de muchas iglesias y ermitas del país, que una vez restauradas se les devuelve a su lugar de origen,  también ofrecen talleres de formación artística como dibujo y pintura, danza, teatro y música, patrocinado enteramente por la UNESCO dirigidos a niños y jóvenes de escasos recursos.


7 Responde a “La Casa Ramón Rosa”

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