¿Adonde queda el río Oro?…Sí, en Tegucigalpa

Río Oro es un nombre que probablemente nadie asocia al más bravo y traicionero de los ríos de Tegucigalpa y cuyo nombre actual es “Río Chiquito” un nombre que es producto de la relación de tamaño con el río Grande o Choluteca que cruza por la ciudad capital.

Un sector asociado al río chiquito es la zona conocida como “La Isla”, amplia faja de terreno que se encuentra en la parte donde el río chiquito se une con el grande, terrenos que han sido victimas de la naturaleza pero también el sitio donde la testarudez de los capitalinos se ha impuesto enfrentando por generaciones la bravura del río Chiquito.

El sector es uno de los más antiguos de Tegucigalpa y aquí les presentamos una reseña de La Isla, artículo preparado por SAP y que les compartimos a continuación:

Para algunos capitalinos de este foro, La Isla es un sitio que antes de octubre de 1998 servía para jugar al fútbol, al fondo contaba con una piscina e instalaciones deportivas, todo destruido por la fuerza intempestiva que desató el Mitch en Tegucigalpa. Pero su historia está ligada a muchos acontecimientos deportivos, culturales, militares, recreativos y hoy en día comercial que datan desde el año 1885 cuando el general Luis Bográn actuando como presidente de la república adquiere la vega del río Grande que se extendía desde la caída de las faldas del cerro Juan A. Laínez hasta la ribera sur del río Oro o Chiquito. La primera obra del gobierno fue construir un malecón de piedra que protegiera el terreno de las frecuentes crecidas de los dos ríos que se encuentran antes del paso común bajo el Puente Mallol.

Su nombre le fue dado porque al estar rodeado por las aguas de los mencionados ríos quedaba el predio aislado de los sectores poblados de Tegucigalpa y los de la vecina Comayagüela. Aquella adquisición del gobierno del general Bográn, pasó sin que las administraciones de Ponciano Leiva hasta Terencio Sierra, lo destinaran para utilidad de los pobladores y únicamente servía para efectuar paradas militares con los reclutas de las fuerzas gobiernistas o para que acamparan tropas en las épocas de las revueltas.

Con miras a habilitar la propiedad estatal, en 1902 durante la administración del Presidente Sierra se construyó un puente de madera techado que comunicaba a La Isla con la parte baja del barrio El Olvido y la cuesta que terminaba en la parte alta del barrio La Hoya parte posterior del viejo Convento de La Merced que ya por ese tiempo era sede de la Universidad Nacional. La frágil estructura de sus cimientos cedió en 1935 cuando el río Chiquito en una creciente sin precedentes lo destruyó arrastrando las embravecidas aguas aquel paso que se había construido con mucho esfuerzo por parte de la municipalidad de Tegucigalpa dirigida por el alcalde Jesús Estrada.

En 1905, el presidente Manuel Bonilla Chirinos, aprovechando la existencia del puente de madera, tomó la decisión de construir un teatro nacional que llevaría por nombre “Teatro Cervantes” dedicado a Miguel de Cervantes y Saavedra al cumplirse ese año los tres siglos de su obra cumbre “El Quijote de la Mancha”, ubicando el inmueble de acuerdo a los planos en la esquina de La Isla es decir en el sitio de la confluencia de los ríos. La obra se inició pero no se concluyó debido a que en las inundaciones de 1906 cuando el río Grande o Choluteca destruyó dos de los arcos del puente Mallol, el predio donde se estaba levantando el teatro Cervantes se inundó y demostró ser vulnerable en la época invernal.

La Isla entonces volvió a quedar abandonada y cuando comenzaron a organizarse las actividades deportivas, el gobierno de Barahona autorizó para que se montara en el extremo nororiental un diamante para jugar béisbol y se talaran unos árboles que estaban en la parte central para que se jugara al fútbol. Aquellas instalaciones deportivas tomaron auge a finales de los años veinte y a principios de los años treinta del siglo pasado y aún cuando en el 35 se perdió el puente de madera, se sustituyó por un puente hamaca que permitía cruzar el río Chiquito desde Tegucigalpa y los comayagüelas habilitaban pasos por la parte más seca del río Grande.

Pero La Isla no sólo era escenario de estas disciplinas deportivas, servía además para que las escuelas públicas y los colegios de segunda enseñanza de Tegucigalpa y Comayagüela realizaran las clases obligatorias de gimnasia y las prácticas de marchas para los desfiles cívicos. Se utilizaba además para que se instalaran los circos que visitaban la capital y el montaje de los juegos mecánicos que nos llegaban desde México y Colombia. Circos famosos como el de “Firuliche”, los “Ringlers Brothers”, el “América”, el de los hermanos Garza, el “Atayde” y otros, montaron sus carpas en La Isla constituyendo sus presentaciones lo máximo de diversión en aquellas épocas donde únicamente existían las salas de cine como centros de atracción colectiva.

Al construirse el Estadio Nacional de Tegucigalpa inaugurado en 1948, se inició la construcción del nuevo puente para sustituir a la hamaca y cuyos trabajos se finalizaron en la administración del presidente Gálvez. Por esa misma época los terrenos que se encontraban en la parte posterior de la Escuela Básica, servían para montar los chinamos de la feria de Concepción, fiesta patronal de Comayagüela, pero al construirse el edificio del Banco Nacional de Fomento (hoy BANADESA), la plaza de estas festividades pasó al campo de La Isla que por su extensión permitía que las champas que se instalaban ofrecieran facilidades a quienes frecuentaban el lugar en esos días de fiesta en el mes de diciembre.

La Isla fue uno de los lugares de la ciudad ignorados después del Mitch, pero esto cambia con la llegada del nuevo milenio. Con la intención de “sanear” y desalojar a más de 1,500 buhoneros de la Calle Peatonal en el centro de Tegucigalpa, la administración municipal de Miguel Pastor inicia trabajos del nuevo mercado popular La Isla. Inaugurado a mediados del 2006, el mercado consta de dos plantas, con unos 1,200 locales para la comercialización de verduras, frutas, ropa y calzado. También se adecuaron varios puestos para la instalación de cocinas y otro tipo de negocios. El “Mall de los Pobres” como le han bautizado los propios comerciantes, tuvo un costo de casi 80 millones de lempiras.

Con más de un siglo de historia cultural y deportiva que encierra esta vega del río Grande, su nueva función como mercado popular ha mejorado la calidad de vida de los vendedores y al mismo tiempo generando nuevos empleos que tanto se necesitan en la capital de la república.

SAP

Referencias
Juan M. Aguilar; 1998. Tegucigalpa: Su trazo urbano (1578-1920). Instituto Hondureño de Antropología e Historia, Tegucigalpa: Artes Graficas.
Gloria Perdomo; junio 2006. El mall de los pobres. Diario El Heraldo, Tegucigalpa.
Nahum Valladares; junio 2006. La Isla. Diario La Tribuna, Tegucigalpa.