El Consejo Editorial se reunió la semana pasada con Cristhian Lazo, protagonista del corto Todos Bailaban.

Al comenzar la entrevista, puedo discernir esto de su carácter: es callado.

Movimientos cuidadosos, practicados, sus palabras cayéndose—pero no, no cayéndose, sino aterrizando en el espacio que nos envuelve, ancladas en propósito, aunque siempre gentiles. Me acerco para escucharle hablar.

Cristhian Lazo

¿Quién es Cristhian Lazo?

Nos cuenta que toda su vida ha sido aquí, en los meandros del Centro. Nos cuenta del barrio de su niñez, la Buenos Aires, del puesto de su padre en los Dolores, de su educación en las aulas de escuela de danza. Le pregunto cómo llegó al baile y, después de esquivar la pregunta, finalmente me responde que siempre le ha gustado bailar. ¿Adónde? En los cumpleaños y las fiestas de su juventud.

Creo que todos bailábamos en esos entonces.

Hoy, graduado y estudiando en la Escuela Nacional de Danza Mercedes Agurcia Membreño, nos detalla su rutina. Después hablamos sobre el corto.

Todos Bailaban es un corto de producción hondureña, dirigido por Jurek Jablonicky. Se centra en el tema del bullying y sus efectos en un joven bailarín, protagonizado por Cristhian. Esta semana, la película participa en el Festival de Cannes 2016, quizá el máximo galardón a la producción de film.

Nos cuenta que el equipo de producción, al conocer que ha sido admitido en la reconocida escuela rusa de ballet en Los Angeles, California, Marat-Daukayev, ha recaudado fondos para apoyarle en este su mayor anhelo.

Carlos Alberto Joya, productor de Todos Bailaban notó que Cristhian era “algo tímido, su manera de hablar sutil y prudente, vi expresado en su danza el fuego que lleva dentro, una pasión y determinación que pocas veces he visto en un joven de su edad.”

Cristhian Lazo

Todavía no he tenido la oportunidad de ver a Cristhian bailar, pero percibí ese fuego cuando la conversación se tornó al tema de su futura educación y al ambiente cultural de Tegucigalpa. Fue aquí que su voz se esclareció, y resonó entre los murmullos y calores capitalinos.

Porque es muy cierto que todos bailábamos. Pero, si puedo concluir algo sobre la disponibilidad de recursos hacia las artes, es esto: es callada. El Centro es la cuna cultural de nuestra ciudad, también lo dice Cristhian. Es aquí donde confluyen escuelas y centros culturales, muy a pesar de lo que la escasez de patrocinios y recursos les permite. Por eso no se ven los artistas, dice.

Si conociéramos el talento escondido en el corazón de esta ciudad, que pulsa, que vibra, que ansía alzar la voz y romper el silencio, tomaríamos acción sin que nos intimide este sistema implacable, de instituciones espectadoras y ciudadanos pasivos: bailaríamos otra vez.

Cristhian Lazo

Pero Cristhian implacablemente planea formarse como profesional en Los Angeles para regresar y educar a las generaciones futuras de Honduras. Para ofrecerles a esos jóvenes las oportunidades que nosotros no tuvimos. Allí, donde el creció, bailando… ¿allí en el Centro será su vida?

Palabras optimistas remplazan su callada voz: “Si fue, si ha sido y si lo va a ser.”

Para leer la entrevista completa, puedes hacer clic aquí.


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