El pueblo de Indios del Río Abajo es un nombre que suena más que raro para los habitantes de Tegucigalpa, pero ese era el nombre que tenía el Barrio Abajo en los tiempos cuando los “blancos” comenzaron a explotar las minas de Tegucigalpa en el tiempo de la colonia.

Compartimos la interesante historia de El Pueblo de Indios del Río Abajo, documento que se expone en la página Angel Fire:

BARRIO ABAJO
El Pueblo de Indios del Rio Abajo

El centro de la vida urbana de Tegucigalpa, al igual que los 297 municipios de Honduras, se formó alrededor de los templos,de ahí que quienes vivían a un lado eran los del Barrio Arriba y los del otro lado, los del Barrio Abajo.

El Barrio Abajo de Tegucigalpa perdió esa característica porque con el tiempo se fue retirando de la plaza central, El Barrio Abajo que hoy conocemos se inicia en la calle del Telégrafo, frente a la Secretaría de Salud, y sigue en forma diagonal hasta llegar al barrio Las Delicias; con el paso del tiempo, este barrio fue perdiendo las características de antaño, cada día menos personas habitaban en él y las residencias fueron ocupadas por negocios de todo tipo.

Caracterizan a este barrio las grandes casonas, históricos edificios, templos, el teatro Manuel Bonilla, dos parques y la existencia dentro de sus límites de dos barrios más, La Concordia y Las Delicias. Sus avenidas, a diferencia de la costumbre universal, no son de norte a sur; es por eso que la primera calle o de La Concordia, empalma en el puente Tiburcio Carías Andino con la sexta avenida o Centenario de Comayagüela que sí cumple con estos requisitos.

Historia

El Barrio Abajo se ubica al margen derecho del Río Grande, siendo esta la parte más antigua de Tegucigalpa. Según los historiadores, ahí existió El Pueblo de Indios del Río Abajo, antes de que los blancos vinieran a poblar la villa. Los españoles comenzaron a construir sus casas alrededor de la parroquia de San Miguel, cuando la zona era conocida como Real de Minas; para aquel tiempo, no existía la depresión del barrio El Jazmín y la planicie se iniciaba unos metros atrás donde se construyó el cuartel San Francisco.

En 1855, un gran temporal produjo el hundimiento que cambia la perspectiva de Tegucigalpa. Los límites de esta hondonada eran por un lado la parte posterior del cerro La Moncada y por el otro la antigua Casa Presidencial, hoy Museo Nacional. En ese tiempo, todo el pueblo conocido con el nombre Abajo desaparece y las chozas de los indios y sus sembrad íos fueron arrancados por la crecida del Río Grande, quedando en el lugar una planicie lavada por las aguas En ese mismo año, el padre José Trinidad Reyes establece la Universidad y procede a comprar los terrenos ejidales que todavía quedaban en el sector. Cabe destacar que la mayoría de alumnos residía en el barrio Abajo.

En la manzana que hoy ocupa la Secretaría de Salud y el Correo Nacional, funcionó la Escuela de Medicina y en el Palacio de los Ministerios, funcionó el hospital que fue abandonado cuando se construyó el San Felipe. En 1855, un año antes de que muriera el padre Reyes, muchos de los terrenos son comprados por Jacobo Galindo y Gustavo Zúniga, que eran personas muy reconocidas de la clase media alta y togada de Tegucigalpa.

El hombre más rico del siglo XVM, Pedro Martín de Celaya, compra parte de los ejidos del Pueblo de Indios del Río Abajo y los indios campesinos y sembradores abandonan la agricultura y se van convirtiendo en artesanos. Cuando don Pedro comienza a construir con sus propios fondos la parroquia de Los Dolores, que en ese tiempo era una ermita, la mayoría de los negros jóvenes y viejos que trabajaban en las minas se van asentando en las tierras que él les regala.

Las primeras casas que se construyeron en los alrededores de la parroquia eran de quincalleros (personas dedicadas a vender baratijas), labradores de piedra y artesanos que trabajaban el cobre y se dedicaban a construir peroles (ollas). La nueva generación que pobló el Barrio Abajo, después que desaparecieron los indios, eran de pardos; se puede asegurar que allí era el modelo exacto del mestizaje.

Cuando las mujeres nativas se acostaron con los españoles, nacieron los mestizos, estos se mezclaron con los negros y mulatos, dando origen a una raza que no entra en las especificaciones raciales, a quienes se les llamó Pardos. El Barrio Abajo se repobló gracias a las donaciones que don Pedro Martín hacia a sus amigos pardos y mulatos. En la puerta del templo de Los Dolores está una leyenda que dice “hecha por los pardos de Tegucigalpa”.

Las casas se construyeron atravesadas y las calles y avenidas desorganizadas, es decir, sin ningún sentido urbanístico. Fue hasta la llegada de Reforma Liberal de Marco Aurelio Soto y Ramón Rosa entre 1878 y 1880 que las calles se organizaron. El Coronel Longino Sánchez, es quien organiza el Barrio Abajo, comienza a poner las estacas; empedrar y hacer las calles. Sin embargo, por las noches los indios de más abajo quitaban las estacas para impedir la construcción.

Según la historiadora Leticia de Oyuela, las mujeres hacían luminarias para que los esposos quitaran las estacas, todo lo que se hacía en el día, en la noche se perdía. Para contrarrestar el problema, Longino Sánchez capturó a las esposas de los indios, las peló, al día siguiente mandó a que las pasearan por toda Tegucigalpa y así se terminó el problema que impedía la organización.

En la manzana que hoy ocupa la parroquia de El Calvario, el Instituto Moderno y donde fue el Gimnasio Nacional Rubén Callejas Valentine, había un cementerio que al construirse el nuevo de Comayagüela fue quedando abandonado y donde era la capilla se construyó el templo actual. En este cementerio está enterrada toda la historia de la minería hondureña; allí yacen los restos de los Durón y otros grandes mineros y gambusinos {buscadores de oro) que llegaron en busca de riquezas.

Los monumentos del Cementerio del Calvario eran de adobe y al quedar abandonados se fueron cayendo los mausoleos, por la noche se botaban las lápidas hasta que se convirtió en un solar baldío. El Parque Herrera que construyó el Doctor y General Tiburcio Carías Andino, era un zaciltera y allí están enterrados en una fosa común los muertos por la epidemia de cólera del año de 1865.

En el Siglo 20 surgen otros edificios que aún perduran en este barrio; el 16 de septiembre de 1915, en una fiesta de gala en el Foyer, se inaugura el Teatro Manuel Bonilla. La historia del primer barrio de Tegucigalpa está ligada a la minería, al surgimiento de los templos y al desarrollo poblacional que se fue expandiendo en esta dirección en casi 500 años de existencia.

 

 

Foto de portada de El Heraldo


10 Responde a “El pueblo de indios del río abajo”

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