Antes de la edificación de la Basílica de Suyapa la Catedral de Tegucigalpa fue por siglos el templo católico más grande de la ciudad, una edificación que exhibe arte religioso por todos lados y en cada espacio revela la historia de nuestra capital.

Conozcamos un poco de las etapas de la construcción de la Catedral a través del artículo publicado por La Catedral de Tegucigalpa y que reproducimos a continuación:

Las grandes etapas de la construcción de la catedral

Al ser conquistado el territorio Centroamericano, la Corona mando crear ciudades, las cuales ayudarían a consolidar la ocupación de los nuevos territorios, no solo materialmente, sino también espiritualmente; pero para ello, estas villas debían de presentar una serie de requisitos para ser consideradas como tal. En el año de 1579 se funda Tegucigalpa como cabecera de una alcaldía mayor;

                         “La ciudad nació al azar, una casa al pie de la montaña, otra a la orilla del río grande, otra a la rivera del río oro, otras en la parte alta del cerro, casas unidas por veredas, a la orilla de tales veredas fueron construyéndose más casas con el correr del tiempo”.

Los primeros reportes de un edificio religioso son: la Iglesia de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, construida en 1621, ubicada en el centro, al norte de la plaza mayor. En el año de 1746, 125 años más tarde, fue destruida por el fuego y así permaneció durante ese tiempo hasta que el estado nacional decidió venderla en el año de 1856 ya que se encontraba en ruinas; el dinero obtenido de dicha venta fue utilizado para hacer mejoras al Templo de San Miguel.

En el año de 1762 se había solicitado a España que, “Real de Minas de Tegucigalpa”, fuera nombrada “Villa de San Miguel de Tegucigalpa de Heredia”, lo cual sucede hasta el año de 1768; para esto se necesitaba una iglesia8, ya que la de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, que se había quemado y por tal motivo se comienza la construcción de la iglesia de San Miguel9, en 1765, y terminada hasta el año de 1781 tras 16 años de esfuerzos. Construida en la parte este de la Plaza Mayor; desde su fundación hasta nuestras fechas ha tenido que ser restaurada en varias ocasiones, la gran mayoría de las veces por movimientos telúricos como fueron los de 1808, 1899.

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“La fachada de la Catedral de Tegucigalpa tiene elementos de retablo sin dar esa impresión… Los ocho pares de grandes pilastras almohadillas son la decoración principal, siendo más pequeñas las del segundo cuerpo… Una balaustrada simulada pone fin al segundo cuerpo y sirve a la vez de cornisa horizontal. La Espadaña, con tres nichos y un reloj en el tope que tiene su linternilla, separan los campanarios, que a su vez tienen dos pisos, contando cada uno con ocho grandes ventanas de arcos de medio punto, en donde se encuentran suspendidas las campanas. Siete son en total los nichos que adornan la fachada, ocupando el Nicho Central de la imagen de San Miguel Arcángel. Los dos grandes portones de la fachada principal que dan a los jardines laterales, armonizan perfectamente bien con el resto de frontispicio, aunque hay una pequeña diferencia en el diseño de los pilares, un ancho friso se extiende por la fachada, que a su vez está centralizado por la gran ventana octagonal que da gran claridad al interior del coro… El templo presenta las siguientes dimensiones: 60 metros de largo por 11 de ancho y 18 de alto, es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón corrido, coronada por una cúpula sobre la planta de tambor octagonal que tiene 30 metros de alto. Esta misma altura tiene las torres. El espesor de las paredes varía desde 1.25 varas en los muros laterales hasta 2.73 en la entrada principal”.

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El reloj de la Catedral Metropolitana de Tegucigalpa, instalado hace 133 años, comenzó a funcionar de nuevo al ser reparado como parte del remozamiento del templo, tras estar fuera de servicio unos 72 años.

El principal templo de la Tegucigalpa colonial fue construido entre los años 1765 y 1786, y a lo largo de los siglos ha sufrido daños como los que le ocasionó un terremoto en 1823 y que obligaron a cerrarlo durante unos seis años. Fue obra del párroco José Simeón de Celaya, quien invirtió en ella parte de su fortuna y dirigió los trabajos gracias a sus conocimientos de arquitectura, y está dedicada a San Miguel Arcángel, patrono de Tegucigalpa.

Su estilo es barroco, que se caracteriza por una ornamentación cargada; específicamente, es un “barroco centroamericano”, propio de iglesias construidas en esta región durante la época colonial, de acuerdo con expertos del IHAH. La catedral capitalina cuenta con ocho pilastras almohadilladas, una de las fachadas más elegantes de Centroamérica y jardines laterales; mide unos 60 metros de largo y 11 de ancho, tiene una sola nave abovedada y su cúpula se eleva hasta los 30 metros.

El 13 de octubre de 1875 el Secretario Municipal de Tegucigalpa, dirigió una carta al Ministro de Gobernación manifestándole que el ciudadano Salvador Díaz había ofrecido regalar un buen reloj para ser colocado en la parte superior de la Catedral; la única condición para hacer tal donación era el no ser requerido para ningún el desempeño de ningún cargo público de nombramiento ejecutivo o de elección. Aceptadas las condiciones, se donó el reloj por parte del oferente, que fue colocado en ese año en la torre del campanario sur y en años posteriores se trasladó al óculo de la fachada frontal. Lamentablemente, el aparato estuvo paralizado unos 72 años por desperfectos en la maquinaria, de acuerdo a lo revelado por fuentes eclesiásticas a los diarios locales.

Contratado el experto guatemalteco Antonio Cerón, fue el artífice de que nuevamente hizo las agujas del reloj volvieran a moverse y las campanas sonaran para dar la hora a los miles de transeúntes que a diario pasan frente a la catedral, en el centro histórico de la capital hondureña. Con la reparación del reloj, se cubrió una etapa más de la restauración a que está sometida la Catedral Metropolitana desde hace varios años. Cerón explicó a la prensa que tardó unos dos meses en realizar los trabajos, que incluyeron la evaluación de las piezas, su restauración, la fundición de algunas partes nuevas y la limpieza de la cara del reloj. El proceso requirió del trabajo adicional de otros artesanos como herreros, albañiles y carpinteros.

Cerón refirió que él ha reparado varios relojes antiguos, como el de la catedral de Comayagua, antigua capital de Honduras, que data del año 1100, fue donado en 1582 por el rey Felipe II de España y está considerado entre los más antiguos del mundo. El experto guatemalteco también ha reparado en Honduras los relojes de las iglesias de Santa Rosa de Copán (oeste), Siguatepeque (centro) y Santa Bárbara (noroeste), además del de Esquipulas, en Guatemala, entre otros. Indicaron que a Cerón también se le encargó la próxima reparación del reloj de la iglesia de Yuscarán, la cabecera del departamento oriental de El Paraíso, que conserva, en decenas de casas y otros lugares, arquitectura de la época colonial y es Monumento Nacional.

La Catedral de Tegucigalpa  fue construida por el presbítero José de Simón Celaya y Cepeda para sustituir a la antigua parroquia de la Limpia de la Inmaculada Concepción que se incendió en 1747. Los trabajos de la monumental obra encargada al arquitecto guatemalteco José Gregorio Niancaceno Quiroz se inició en 1763, finalizada en 1765, pero con los detalles interiores, pintura, confección del retablo mayor, los laterales, decoración y ubicación de imágenes, trabajos del tallista y escultor guatemalteco Vicente Gálvez y sus siete hijos, culminó en 1782 cuando fue consagrada el 29 de septiembre como parroquia de San Miguel por el obispo fray Antonio de San Miguel


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