En tiempos de la colonia, las parroquias de Tegucigalpa estaban reservadas para españoles y criollos, por lo cual las clases “inferiores” tuvieron que construir su propia iglesia, con su dinero y esfuerzo. Así es como se edificó la Iglesia Los Dolores de Tegucigalpa.
La discriminación
A pesar que fue la religión católica la que se le inculcó a los indígenas, esclavos negros y mestizos, estos no tenían derecho a entrar a los templos católicos existentes y para recibir la palabra se realizaban celebraciones aparte, exclusivas para ellos. En las demás parroquias, las misas se celebraban en latín y con el cura de espaldas a los feligreses, quienes eran exclusivamente españoles y criollos.
El origen de la iglesia Los Dolores
Mientras Tegucigalpa desarrollaba su tercer centro histórico (el que estaba localizado en el Parque La Merced) los “Guirises”–mestizos producto de la mezcla de negros, indígenas y mulatos–se dedicaron a explotar las minas abandonadas por los españoles. Esta actividad les llevó a amasar considerables fortunas y decidieron construir con sus ganancias su propia parroquia, que bautizaron como la Iglesia Los Dolores.
La obra que corresponde al estilo barroco provinciano es catalogada como una de las más bellas de América y en cada detalle de su fachada refleja la actividad comercial que existía en esa época además de simbolismos relacionados al cristianismo.
El interior es toda una obra magistral donde los retablos que fueron elaborados por el ensamblador y pintor Blas de Mesa, destacan por sobre los existentes en otras iglesias, una obra de detalle que satisface al más exigente conocedor de arte colonial.
Es un gusto el poder contemplar una iglesia que fue hecha por los que “menos valían” y que al final lograron la mejor iglesia de todas como reflejo de su devoción, una iglesia que le permitió a la mayoría ser conocedora de la palabra que los había excluido, esta se convirtió en toda una Iglesia de Los Dolores.
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Gracias por esta reseña histórica del origen de Los Dolores. Cuánta falta le hace la restauración, es una joya de Tegucigalpa abandonada por las instituciones que se supone deben velar por el patrimonio de Honduras.