La llegada de la tecnología automotriz fue lenta y tortuosa, la primera opción, los antiguos carruajes tirados por caballos para el transporte de personas y para la carga pesada nada mejor que una carreta halada por bueyes o una caravana de burros.

Imagine usted las estrechas calles empedradas de Tegucigalpa y sus cuestas de elevadas pendientes sirviendo como vía para el tráfico de tales vehículos de tracción animal, escenas que muchos de los que leen este artículo vieron con sus propios ojos y quizá se montaron en uno de ellos.

Reproducimos otro de los lindos artículos realizados por Carlos Arturo Matute de La Tribuna “Los Bueyeros en Tegucigalpa”

Con un grupo de compañeros periodistas, Juan Carlos, Rómulo, Rosendo, Marcos y Jessica platicábamos sobre el uso en la época colonial y todavía hasta la cintura del siglo XX, de los asnos y mulas para cargar materiales minerales, leña, verduras, transportar leche, granos, etc. y que antiguamente era una costumbre ver en las calles de la capital (FOTO 1) y el uso de las carretas tiradas por bueyes, mulas y caballos.

2. La carreta tirada por bueyes medio para transportar carga

No sabemos desde cuando, ese medio de transporte rodante, comenzó a construirse, carretas confeccionadas por aquellos expertos europeos que llegaron para dedicarse a estos menesteres y suplir así una necesidad de transporte en los centros poblaciones.

Tegucigalpa no fue la excepción y por la actividad principal, la minería, la carreta resultaba indispensable para transportar el material sustraído de las minas y para acarrear los materiales de construcción para las edificaciones de los moradores del naciente Real de Minas (FOTO 2).

Los bueyes, animales fuertes propios para arrastrar pesadas cargas, fueron empleados para que emparejados en las yuntas, tiraran la caja o carro de madera sobre dos ruedas sólidas del mismo material, en cuyo contorno se colocaba una cinta metálica para el rodaje.

Los poseedores de carretas las destinaban en la vieja Tegucigalpa para acarrear arena desde los ríos, transportar piedra y adobes, carbón, leña, granos y materiales pesados. Pero no solo las carretas con bueyes y mulas recorrían las empedradas calles, los personajes que constituían autoridad y las familias acaudaladas introdujeron los carruajes tirados por caballos con dos o cuatro ruedas radiales muchos de ellos techados y con asientos mullidos (FOTO 3).

Las carretas y los carruajes eran los vehículos que prevalecieron en la capital hasta la llegada de los primeros autos a partir de 1905 (FOTO 4), por lo que poco a poco fueron desapareciendo los carruajes, pero las carretas tiradas por bueyes quedaron todavía circulando en la década de los cincuenta.

3. Una antigua carreta tirada por caballos como las que se utilizaban para transportar personas en la capital

Alrededor de las carretas surgieron en esa época los más variados cuentos que iban desde la creencia que en la quietud de la medianoche se escuchaba una carreta fantasma que solía recorrer de vez en cuando las calles de La Plazuela, La Ronda, Las Damas, La Cabaña, Casamata, La Pedrera y El Guanacaste.

Algunos vecinos de esos lugares asustados por las fantasmagóricas apariciones aseguraban que cuando las ruedas hacían contacto con las piedras se observaban las chispas que incluso se despedían desde las pesuñas de los bueyes.

Lo mismo ocurría en Comayagüela, pero en el cuento de la ciudad gemela, “la carretanagua” se relataba era guiada por un esqueleto que la conducía a lo largo de la primera calle rumbo al cementerio Sipile, apareciendo en noches cuando alguien se moría, por lo que decían los cuentistas que esa carreta servía para que en ella viajaran las ánimas.

 

En la capital hondureña las carretas circularon por sus calles hasta mediados de los años cincuenta, era muy familiar observar a los vendedores de carbón repartir este producto en casas y en fábricas que utilizaban calderas. Para transportar arena y otros materiales de construcción este medio era muy común tal y como se aprecia cuando en los años cuarenta se edificaba uno de los pabellones donde funcionó la Dirección General de Salud Pública en el Barrio Abajo. Eran famosos los bueyeros, unos más que otros, como “Los Carlines”, los hermanos Ricardo y Carlos que se dedicaban a sacar arena del río para venderla a los constructores.

En los mercados como el San Isidro, Los Dolores y el San Miguel, las carretas eran contratadas para mudanzas cuando los mecapaleros no podían cargar pesados muebles.

4. Don Julio Villars con Don Nicolas Cornelsen en el primer automóvil que llegó a Tegucigalpa en 1905.

En el centro de la ciudad la circulación de las carretas era cotidiana como parte del activo movimiento del poblado, así lo demuestran la gráfica de finales del siglo XIX en la llamada calle del Comercio, frente a la plaza de La Merced (FOTO 7).

Para los capitalinos no resultaba extraño observar en las principales calles estacionadas con los automóviles las carretas tiradas por bueyes como se aprecia en la FOTO 8 en un tramo de la avenida Paz Barahona, frente a las oficinas del Banafom, contiguo a La Urbana en el propio centro de la ciudad.

 

El intenso tráfico vehicular en el presente, las nuevas arterias consideradas como vías rápidas, la habilitación de calles peatonales y los peligros que representa el desplazamiento de animales de tracción terminó con las carretas en la capital, medio de transporte que constituye un recuerdo de la antañona capital..


3 Responde a “Tegucigalpa en el tiempo de los bueyes, caballos y burros”

Responder a amazon black friday Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *