Hace poco se nos dio la tarea de crear contenido nuevo, segmentos nuevos, historias nuevas. Les presentamos #SeriaBonito, un segmento de ideas globales de diferentes centros históricos, ciudades remotas, mundos desconocidos. Hoy compartimos el primer sueño para nuestro querido Centro. #VuelveAlCentro.


“No es lo mismo verla venir que platicar con ella” dice el dicho, y es cierto. Tegucigalpa es una ciudad que está dando pasos agigantados en mejora de sus estructuras viales. Hay obras por doquier para gente sana; para el enorme sector de personas que vivimos con discapacidad, es un verdadero infierno, y déjeme contarle detalles en los que ni siquiera ha pensado usted y que por providencia divina pido no pase a ser de este submundo olvidado por todos menos por la buena gente.

Una historia que puede ser suya, ruegue que no sea así…

Quien me diría que después de ser  jugador de basketball, futbolista, nadador, escalador, montañista y practicante de cualquier tipo de deportes, después de hacer locuras donde mi estructura física era exigida al máximo, hoy le pido a Dios que en el siguiente paso no exista un diferencial de unos milímetros de altura en el piso para poder dar “cómodamente” el siguiente, le pido que no me toque cruzar una calle y que algún desalmado en moto o en carro me obligue a correr, sueño con ver una rampa, un pasamano o un sitio seguro para pasar minutos mientras descanso, supieran que dificil es vivir con un tipo de discapacidad, una realidad que solo viviéndola es posible darse cuenta de la enorme dimensión de lo difícil que es hacer lo que para todos los sanos es natural de hacer, mi condición de problemas en la cadera es remediable pero mientras no me opere seguirá siendo un calvario, pero como tengo la costumbre de intentar ver cosas positivas en las negativas, le doy gracias a Dios por darme la oportunidad de conocer este mundo tan difícil para prepararme para hacer algo por el.

Este espacio se quedará corto de tanto que hablar al respecto, y trataré de pedir, y por qué no, exigir a quien corresponda y a usted que lee, que hagamos algo por las estructuras viales a favor de las personas con discapacidad.

Aceras perfectas con las tapaderas de los contadores a ras. ¿Sabe qué unos cuantos milímetros de altura diferencial son el equivalente de saltar una tapia para una persona normal? ¿Sabe qué para un invidente significa un tropiezo y posible caída con consecuencias lamentables?

Depresiones en las esquinas para paso de sillas de rueda hacia la acera. ¿Sabe la angustia que se siente y el peligro latente de ser arrollado por conductores que no se percatan de la discapacidad del transeúnte?

Pasamanos. ¿Tiene la idea del alivio que se siente tener un soporte donde agarrarse así como el que usted siente al tomar un pasamano en un bus en movimiento?

Espacios de preferencia para estacionar. Son una alivio saber que existen en algunos comercios, pero que muchos sanos los ocupan y hasta se ríen al hacerlo. ¿Sabe que un metro más de distancia para una persona con discapacidad equivale a cuadras para una persona sana? ¿Tiene idea de los sentimientos de frustración que se sienten al ver que a usted que lo necesita le tocó caminar más de lo debido y al pasar por el sitio reservado vio que una persona sana lo ocupa? ¿Tiene idea del dolor que se siente ser despreciado?

Rutas especiales, pasos cebra, carriles guía para invidentes, en fin, de todo eso muy poco existe y muy poco le importa a la gente pensar en ello.

¿Pero saben algo? Tenemos una sociedad de buen corazón, porque cuando me toca caminar despacio la gente al ver mi dificultad no me exige me apure. He recibido asistencia de desconocidos en los cruces; me dan pasada, me sonríen, me ven con ojos de compasión y muchos hasta con ternura. Policías, agentes viales de esos de amarillo…en fin, no me puedo quejar de la gente en su mayoría, pero si nosotros somos la ciudad entonces ¿qué esperamos para exigir y hacer nuestra parte a favor de los discapacitados y cambiar el infierno estructural que aqueja a un 15% de la población? Creo que es la parte más fácil porque peor sería tener una sociedad insensible, y no es así.

¿Quién me hubiera dicho lo difícil que es tener un grado de discapacidad en medio de una ciudad llena de buenas personas? Nunca lo pude haber pensado siquiera. Mi experiencia es la de cualquiera de los que ya vivimos de esta forma y de otros que mañana en carne propia entenderán mi grito al ingresar a este selecto mundo de personas con discapacidad, y bien podría ser usted o la persona que ama, y conste que no estoy bromeando, es una triste realidad que todos podemos cambiar.

Arregle su acera, no se estacione en la acera, barra su acera, no se estacione en los sitios especiales para discapacitados, tenga paciencia al esperar que alguien cruce una calle frente a usted, detenga el tráfico si alguien más lo necesita, dele su hombro y mano de apoyo; solo bendiciones recibirá, lo demás de obras de la ciudad las autoridades lo tendrán que hacer y hay que exigirlo de una vez y que se haga ya.


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