La Crisis de Agua en Tegucigalpa

Antes que las primeras lluvias laven de nuestra memoria el acoso de la bruma y la angustia de los racionamientos, antes que le demos la bienvenida a la amenaza de las inundaciones, recordemos que hace apenas una generación no había necesidad de racionar el agua.

Recordemos que las inundaciones en la capital fueron en algún momento eventos anormales y que la bruma era problema de alguien más en alguna otra parte del mundo.

¿Qué nos pasó?
lluvias de mayo
Una lluvia de 20 minutos no es suficiente. Fotografía de La Tribuna

La Crisis de Agua

Para entender la crisis actual de agua en Tegucigalpa conviene enmarcar la discusión en los conceptos de oferta y demanda.

¿Con cuánta agua potable cuenta la capital cada año?

Toda fuente natural de agua dulce se reabastece por la lluvia que recibe. En el caso del Distrito Central, la precipitación anual, la oferta, anda por los mil milímetros de agua lluvia por metro cuadrado de terreno.

Para una extensión territorial de mil 514 kilómetros cuadrados, eso equivale a mil 500 millones de metros cúbicos de agua limpia que nos trae cada invierno.

¿Cuánto consumimos los capitalinos cada año?

Los estudios más conservadores calculan que la demanda anual de agua en Tegucigalpa es de 100 a 150 millones de metros cúbicos. En otras palabras: Diez a quince veces más agua de la que consumimos cae del cielo año tras año.

Pero, ¿Si recibimos tanta agua, cómo es posible que nos haga falta durante la tercera parte del año?

Es muy sencillo: entre menos árboles, menos agua. Es un problema de deforestación y, por lo tanto, de almacenamiento.

Entre mayor es la cantidad de vegetación en una zona, mayor es la capacidad de las cuencas de absorber agua lluvia y almacenarla en el subsuelo o en la misma vegetación.

Esto resulta en ríos, represas y pozos cuyos flujos de agua son más constantes, y reduce el peligro de inundaciones. Por eso la importancia de reforestar las cuencas que transportan el agua desde las zonas más altas, como el Parque Nacional La Tigra y la Montaña Yerbabuena, hasta las mas bajas, como es nuestro casco urbano.

tegus verde
El Plan de Reforestación de Tegusverde es necesario para resolver esta crisis de agua.

Nuestras fuentes de agua antes dependían de una considerable masa forestal que cubría el Distrito Central.

Esa masa de vegetación aseguraba un clima templado con temperaturas frescas y niveles de humedad más parecidos a los de un bosque nublado.

Sin embargo, las décadas de deforestación sistemática en Tegucigalpa y sus alrededores nos han recompensado con el clima cálido y semidesértico en el cual vivimos actualmente.

Hoy nos encontramos en un círculo vicioso: El ecosistema local almacena menos agua, lo cual cambia los patrones de precipitación.

Esto acentúa la sequía en época de verano, acompañada por la proliferación del gorgojo, e incrementa las inundaciones y la erosión en época de invierno. Esto hace que el ecosistema se vuelva más vulnerable, asegurando que el círculo se repita y que la escasez de agua se intensifique con cada temporada.

Adicionalmente, los capitalinos desviamos agua de ríos, pozos y quebradas, sin tomar una medida prudente de cómo se consume.

Tratamos el agua al igual que tratamos a los árboles: como si fuese un recurso constante e inagotable. De esta manera ponemos más presión al ecosistema y contribuimos a su posible colapso.

Podemos actuar mejor.

Lluvias de Mayo
La Represa Los Laureles cuenta con solo 20 días de agua, desde el 24 de mayo. Fotografīa de El Heraldo.

La escasez de agua en Tegucigalpa es un problema local generado principalmente por eventos y factores de acción local que solamente lo podemos resolver los capitalinos.

Lo lograremos aprendiendo de otros. Existen tecnologías de ahorro y reciclaje, políticas gubernamentales, regulaciones municipales y campañas de reforestación que están generando resultados muy positivos en los lugares del mundo que pasan por iguales y peores crisis que la que vivimos nosotros.

Hay ciudades que consumen menos agua hoy, en términos reales, que la que consumían hace treinta años a pesar de haber crecido significativamente en población y en producto interno. Nosotros también lo podemos lograr.

No hay un sólo responsable por esta crisis. No se puede culpar a un individuo o a una institución.

Todos los capitalinos, juntos, somos responsables por los resultados de hoy y por las soluciones del mañana. Recordemos que el costo real del agua no equivale a la tarifa del SANAA, si no más bien al precio que pagaremos cuando el agua se acabe.

Que no se lave nuestra convicción con las primeras lluvias, divino alivio de nuestros abatidos bosques. Aprendamos a valorar este recurso y demos el ejemplo a nuestros hijos, hasta que todos apreciemos cada gota como que si fuese agua de mayo.

crisis de agua
Fotografia por Nestor Irías (“Nesting”)


4 Responde a “Cada Gota Como Agua de Mayo”

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