El pasado miércoles el Museo para la Identidad Nacional fue visitado por decenas de Calaveras en un ambiente que lejos de tétrico fue alegre y divertido, un evento que muchos creen es asociado a la tradición estadounidense del Halloween pero que nada tiene que ver con ello.

Lejos de ser una tradición ligada específicamente a los muertos o a creencias paganas como algunos creen, la tradición mexicana de las Catrinas es resultado de la popularización de textos que a principios del siglo XX criticaban la situación del país así como el comportamiento hipócrita de las clases privilegiadas, estos textos eran recreados gráficamente y presentaban a calaveras vestidas con ropas de gala y fiesta realizando actividades propias de la clase alta o bien acciones del pueblo, todo con la clara intención de retratar la desigualdad social, miseria, política desigual y la hipocresía de la sociedad mexicana de ese entonces, siendo el personaje central conocido como “La Catrina”.

Calavera Garbancera – 1913

Esta popular forma de retratar a la aristocracia mexicana fue en un inicio conocida como la Calavera Garbancera pero gracias al célebre pintor mexicano Diego Rivera logró convertirse en un icono de la cultura mexicana la que fue llamada la Catrina; la obra de Rivera fue realizada en 1947 en un enorme mural donde aparece La Catrina junto al creador de la Calavera Garbancera, Frida Kahlo y el mismo Diego Rivera.

Esta tradición ha traspasado fronteras y se celebra en muchas partes del mundo y en el caso de Honduras ha sido una presentación auspiciada por la Embajada de México en nuestro país.

Es así que el Museo para la Identidad Nacional realizó el Concurso de Catrinas y Catrines, evento que fue acompañado de decenas de hombres y mujeres que exhibieron hermosos atuendos donde la imagen cadavérica era el tema central del conjunto, arte en su más genuina expresión y donde los asistentes se deleitaron admirando el hermoso colorido y maquillaje de quienes se convirtieron por una noche en catrinas y catrines.

Una muestra de hermandad entre el pueblo mexicano y hondureño, pueblos que desde tiempos prehispánicos comparten tradiciones y costumbres, pueblos donde el maíz y el frijol son sustento y donde las fronteras no nos separan como hermanos.

Esperamos que el otro año se repita y que el MIN sea el recinto de encuentro de las Catrinas y los Catrines por una noche.


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