El hombre detrás de la construcción del Puente Mallol

Como buenos capitalinos hemos pasado ya cientos de veces por el famoso puente Mallol, sin interesarnos, hasta ahora, por saber un poco más de su constructor, don Narciso Mallol, último Alcalde Mayor de Tegucigalpa y por tanto, representante de la Corona Española.

Este artículo es basado en las páginas del libro de don Oscar Acosta, “Elogio de Tegucigalpa”, escrito por don Ernesto Alvarado García…

“A don Simón Gutiérrez sucedió en la Alcaldía Mayor de la Provincia de Tegucigalpa, el licenciado Narciso Mallol, abogado de los Reales Consejos, condecorado con la Cruz de Distinción de Madrid, a quien nombró el Rey por título el 25 de abril de 1816, y tomó posesión de su empleo el 6 de diciembre de 1817.

Dícese que Mallol era un hombre de pequeña estatura, delgado, de timbre de voz débil y enfermizo, pero detrás de esa naturaleza había un espíritu vigoroso y emprendedor con voluntad inquebrantable; era orgulloso, irascible y violento, celoso de sus atribuciones e inflexible en exigir todo el respeto debido a su autoridad, y en mantener ilesas sus preeminencias…

Mallol al tomar posesión de la Alcaldía encontró todo listo para dar principio a la construcción del puente sobre el río Grande, los trabajos empezaron en enero de 1818 y a los tres meses y dos días de haberse echado la primera piedra al cimiento, se concluyeron los ocho bastiones de que el puente se componía, sobre ellos se colocó un paso de madera de más de ochenta varas con buenos pasamanos que aseguraban el tránsito del río.

Habían sido extraordinarios los esfuerzos de los vecinos de la  Villa de Tegucigalpa y reducciones inmediatas, concurriendo el acarreo de piedras y cales, a proporcionar la madera sin costo alguno, y por su parte los carpinteros a hacer el trabajo sin más costo que la comida diaria y “veinte pesos que les dieron de gratificación”.

En resumen, esta es la historia de este hermoso puente colonial, que bien o mal, ha resistido hasta nuestros días el paso de las aguas, a veces violentas, de un más bien diminuto río Grande…