Texto original de Revista Contextos.

(Contextos) — “He extendido mis sueños bajo tus pies; Pisa suavemente, pues pisas mis sueños.”

  1. B. Yeats, Él desea las telas del cielo.

Muchas veces al caminar olvidamos la tridimensionalidad de la vida, nos dirigimos como figuras lineales de materia biológica sin prestar atención a los detalles y destellos que la vida nos señala a cada momento, a cada paso, las maravillas de la existencia las formas de sonreír. La peatonal que divide el centro de la cuidad de Tegucigalpa; es un punto de encuentro, un centro comercial o un mercado, dependiendo de la percepción y el ángulo de quien y de donde lo vea. Restaurantes, tiendas de ropa, zapatos, bancos, farmacias, museos, locos, músicos solitarios, hippies, promociones, panaderías, y el tránsito de gente que a diario recorre las mismas calles, hace de esta heterogénea zona de encuentro una terminal de entrada y salida para múltiples destinos.

Se ha hecho costumbre la presencia de artistas en este pasaje, grupos musicales, pintores efímeros que por un precio simbólico recrean el rostro del que paga o lo satirizan en una caricatura, estatuas que cada cierto momento se mueven para internarse nuevamente en el papel de material inmóvil, creo que tienen cierta picardía, de esa que los artistas tienen mucha pero que escasa vez exteriorizan, sus movimientos los hacen cuando un niño se acerca a curiosear con el permiso tácito de sus padres que aprovechan la oportunidad para reír con el inocente susto que le provocará la supuesta obra de arte que esta erguida enfrente.

Se podría decir que esta peatonal exhala arte, pero se debe de tener un especial cuidado al caminar, o se podría pisar una pintura en proceso o ya terminada. Al ver a este hombre viejo, con barba canosa de varios días, descuidado, pero rodeado de una multitud de gente que se sorprende al ver que en ese suelo estéril, sucio, vacío de sentimientos, pero lleno de huellas se hace arte, recordé un poema de W. B. Yeats:

“Si tuviese yo las telas bordadas del cielo,
Recamadas con luz dorada y plateada,
Las telas azules y las tenues y las oscuras
De la noche y la luz y la media luz,
Extendería las telas bajo tus pies:
Pero, siendo pobre, sólo tengo mis sueños;
He extendido mis sueños bajo tus pies;
Pisa suavemente, pues pisas mis sueños.”

Un poema, una pieza del alma de alguien, la extensión misma de un escritor está implícita en la vida, y de cierta forma se profetiza atemporalmente, se aplica a la vida o la creación artística sin estar vinculadas.

De esta forma este viejo pintor muralista, Nelson Omar Salgado que parece abandonado, abstraído en su universo de composiciones, dando vida en unas horas a un sueño, con la clara medida de lo que quiere, y con sus humildes pero efectivas herramientas; tiza, color, imaginación.

Pintar en un plano, y con proporciones correctas no es fácil, la conciencia de la simetría debe de fluir como el agua de Heráclito, pero debe de guardar la distancia correcta para no deformar una obra y tener el mismo ritmo.

Con una trayectoria de 40 años en el arte, 3 en la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) uno de maestro. Ha trabajado en Olancho, San Pedro Sula, y en varias instituciones públicas.

Contextos—  ¿Con qué objetivo hace esto?

Nelson Omar Salgado —  El objetivo principal fue sacar del hondureño el instinto primitivo para admirar lo bello.

¿El día pasará igual para él? No lo sabremos, solo sabemos que él le da vida a una peatonal. Cerca del suelo, del polvo, sus manos juegan, bailan con el color, sus dedos se llenan de yeso, su ropa vieja y desgastada se ensucia más, pero la hora de pintar le llegó. Un desconocido que le maquilla el rostro a un casco muy histórico, y con la pintura caída, muchos solo pasan y le dedican unos segundos, otros se quedan más tiempo, y otros se toman “selfies” “pal face” detallando donde están, con quién, y que están frente a un pintor anónimo que trata de resucitar un suelo que hace mucho dejó de sentir.

“Así es la vida” sentenciarían muchos, atribuyendo como conclusión divina o metafísica esta situación tan abstracta pero real, una sociedad que desprecia a los artistas, que los pare y abandona en el frio anonimato del destierro de las academias y los grupos intelectuales porque no comparten sus ideas, o porque simplemente son distintos, este ejemplo de cordura y valor es un llama que alumbra a los que no son entendidos en las cuestiones del arte, pero que aprecian un mural escondido bajo sus pies, que desnudan cuando recuerdan las coordenadas de la observación y bajan su cabeza al suelo, talvez para lamentarse, tal vez para proferir insultos en voz baja, y se encuentran con que en la suela de su zapato importado está la impronta de un hombre que  agachado ignora el mundo y sus dolores, ignora que la caja que dice “gracias”, aún tiene los mismos billetes de hace 4 horas, en ese momento el hombre, o la mujer, recuerdan que hay más por explorar, y que si el suelo tiene esta apariencia, las formas de las nubes podrían ser un patrón más para sonreír y salir de esa linealidad monótona, volver a respirar fuera de las prisiones grises que nos persiguen, nos atan.

¿Quiere música de jazz, andina, de violín, currunchunchun, una pintura, una caricatura, un tatuaje temporal, una cadena de caracoles, una pulsera de hilos coloridos, aritos de coco, pan recién horneado? Haga un tour urbano por el centro de la ciudad de Tegucigalpa y podrá pasar horas reflexionando sobre la sociología y la importancia de aplicarla.

En su entretenido tour se encontrara con un viejo, que es pintor, cuide sus pasos podría estar sobre una de sus pinturas murales, con cuidado muévase del lugar, hágase a un lado y podrá ver el proceso colorido de un señor que se apasiona con las líneas que hace el tinte en barras que usa, y la creación de pinturas.


6 Responde a “Los Colores del Suelo”

  1. Es muy cómodo admirar su trabajo sentado frente a nuestras computadoras, arrojar un juicio valorativo, pensar un poco en los distintos matices que tiene la vida. “¿Será que está loco?” Seguramente se preguntarán algunos por el simple hecho de que existan personas que no se maten ansiosamente por buscar lo que la sociedad nos demanda. ¿Será que los locos somos nosotros? Nadie lo podrá determinar. Pero no se puede obviar que existe una realidad, una sociedad que le da la espalda a lo mejor que tiene. Pero la vida nos tiene compasión, y a pesar de ello, pone en nuestro camino a personas que, como bien dice el artista, nos hace contemplar las cosas bellas, aunque ni si quiera nos demos cuenta. Muchas felicitaciones para quien escribió el artículo, por darle este reconocimiento a alguien que le ha dado mucho a nuestra ciudad, a nuestro Centro.

  2. Es interesante su forma de dar vida a esta hermosa calle con años de historia un artista escondido que con un poco de ayuda podría ser un pintor reconocido nacionalmente por su forma de pintar y dar vida a dibujos que aveces son sobras de algún material . Buen aporte sigan así .

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