Me gustaría andar las calles del centro de Tegucigalpa, esas que se han caminado por siglos, que me evocan recuerdos de mi abuelo Jorge Fidel, y nostalgia por los paseos que mis hijos hubiesen podido disfrutar, ya sea como peatones en misión o caminantes ociosos.

Pero me transporto en carro, solo para visitar centros culturales o alguna oficina pública, y ando, por lo general, no más de trescientos metros desde el lugar de estacionamiento hasta el lugar hacia donde me dirijo. Así que me pierdo de algunos encantos del centro en ese reducido radio de circulación peatonal. Me pierdo de ver a las personas que habitan el recorrido, de los sonidos que van pasando, del modesto gozo de andar, de la vida que nos circula, que me hace oriunda de aquí.

Calle que pasó a ser “La Calle Peatonal” – Postal de Fernando Carías

No obstante, he podido apreciar en estos recorridos fragmentarios la forma en que el Museo para la Identidad Nacional (MIN) ha creado un punto de encuentro con el otro, facilitando a muchos jóvenes y adolescentes un espacio dedicado a la expresión artística, lúdica, subversiva… un lugar digno y democrático para el intercambio social. La Casa Ramón Rosa igualmente facilita el diálogo entre la expresión plástica tradicional y las fuerzas de ruptura, al igual que la tertulia histórica y las nuevas propuestas literarias. Esta rica agenda cultural nos acerca—aunque sea en forma aislada—al centro físico y al centro intangible donde nos identificamos como ciudadanos de esta particular capital.

Dos Caminos
Fotografía de Gabriela Zúniga

Dos Caminos

Hay dos calles que prefiero usar para llegar a ese nuestro corazón social: la Avenida Cervantes y la Avenida Jerez, cada una con su especial forma. La Avenida Cervantes, que celebra al más grande escritor español de todos los tiempos y uno de los mejores escritores universales, podría prolongarse hasta la Colonia Kennedy, como la gran avenida que desemboca en la Plaza Central. Frondosos árboles cuyas raíces rompen el pavimento y desde el centro de la compacta calle, nos dan la bienvenida al núcleo central de la ciudad. La Avenida Jerez, o Gutenberg o Próceres o La Paz o preferiblemente “el Guanacaste”, árbol que nos recibe en el límite de la magnitud tegucigalpense, única acera amplia en el centro y de las pocas que hay en toda la ciudad. Estos caminos se han desarrollado en forma espontánea y concomitante a las exigencias socioeconómicas de los que han ido habitándolos, dando paso a las avenidas de alto tránsito vehicular.

dos caminos
Fotografía por Gabriela Zúniga

Las aceras no han estado en los planes de vialidad—planes o progreso espontáneo que han dejado a un lado a las personas y priorizado intereses economicistas o funcionalistas en el aprovechamiento del espacio.

No obstante, creo que el impulso de la iniciativa Vuelve al Centro, la revitalización del Paseo Liquidámbar, los emprendimientos que en el Centro Histórico promueve la Alcaldía Municipal, así como los planes de restauración y puesta en valor del área en torno al Palacio Legislativo. Estos, entre otros grandes proyectos, nos demuestran que hemos afianzado nuestra valoración de este espacio, reconocido los errores cometidos y comenzado a enmendarlos.

La dignificación de estos dos caminos pueden revertir tendencias negativas del pasado a favor del ciudadano peatón, lo que implica una pronta restauración de sus aceras y sustitución de especies botánicas, entre otras acciones que propician la mejora en el ornato, el desarrollo económico de la zona, pero sobre todo el gozo de la persona que ande a sus anchas en el corazón de nuestra ciudad.

Escrito por Lorenza Durón.

dos caminos
Fotografía por Gabriela Zúniga


10 Responde a “Dos Caminos al Centro Histórico de Tegucigalpa”

  1. Cuando ocurrio El Mitch, con todo el dinero que tantos paises enviaron a Honduras para reparar los enormes daños que sufrieron en Tegucigalpa y Comayaguela, yo pense que parte de ese dinero seria invertido en el Casco Antiguo. Que equivocada estaba! El casco antiguo se abandonó, el tiempo paso y sus viejos muros, sus antiguas calles empedradas, sus casas viejas llenas de historia, todo lo bello que recuerdo de mi querida Tegucigalpa, se dejó y los años de descuido hicieron lo suyo. En lugar de invertir el dinero en mantener calles historicas y llenas de encanto, como se hace en otros paises, donde la cultura tiene alto valor, se construyeron en zonas verdes en las afueras del nucleo capitalino, Shopping Malls, hoteles y restaurantes que la mayor parte de los ciudadanos capitalinos nunca podra disfrutar. Despues de años de vivir en el extranjero, volvi a mi tierra natal el año pasado por unas semanas, y visite todos los lugares que formaron parte de mi juventud, de mis recuerdos y lloré, porque lo que encontre no es mi vieja Tegucigalpa.

  2. Con una conciencia moderna, considerando los errores del pasado pero con la mirada hacia adelante, la dignificación de aquello nuestro que es material e inmaterial se logrará. Un artículo conmovedor, Mama.

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