En los Mercados de Comayagüela

De mis aprenderes más allá del ojo: la mirada, en los mercados de Comayagüela

La vida cotidiana nos regala experiencias de todo tipo; en estos tiempos convulsos, inestables, vulnerables, imprevisibles y en determinado momento frustrantes, se agradece el sentido de lo artístico. El positivismo sumado al humor hacen un buen analgésico en tiempos difíciles, ya que es una poderosa herramienta por la cual uno se siente reconfortado, manteniendo una actitud alegre en su vida cotidiana, y eso fue precisamente lo que vivimos al producir esta obra en en lugar escogido por mi persona y el curador de arte Carlos Lanza…Los Mercados de Comayagüela. 

Pues estas concepciones son, precisamente, las situaciones más enriquecedoras para trabajar un proyecto fotográfico de esta naturaleza. Hay que destacar que paradójicamente, el mercado provoca tanto para el locatario como para el artista diversos desafíos. Tanto los vendedores como la fotógrafa son un colectivo que con frecuencia están expuestos a situaciones angostas para realizar su trabajo, diversas vicisitudes con las que hay que lidiar día con día en un mercado. 

La amabilidad, el humor y una buena actitud es, ante todo, una gran herramienta pues tiende a provocar emociones positivas; un estímulo placentero que aporta muchos beneficios. Nuestra experiencia fue que logramos una mayor cercanía entre los objetos fotografiados y los seres humanos que trabajan a diario con una maravillosa actitud para cambiar la realidad de Honduras. Ellos o ellas, son la fuerza motora que impulsa la economía. Y es ahí donde se une la materia con un sentimiento de empatía, creando por lo tanto un clima agradable.

Un espacio que nos brindó innumerables aprendizajes significativos; espacios confortables de trabajo y una forma enriquecedora de compartir valores. Es una forma distinta y atractiva de ir al mercado, y permitir que los vendedores y compradores compartan su vida y experiencias de manera positiva y fluida. Lo importante es cultivar valores para que, quienes vamos al mercado seamos mejores personas, veamos más allá de lo cotidiano y podamos contribuir a nuestro entorno. De eso se trata porque no hay nada más agradable y placentero que ver más allá del ojo…mirar al prójimo. Así todo resulta más interesante.

El arte cambia completamente la forma de comunicación entre las personas; de modo que hay un mayor interés por escuchar y dialogar. El lenguaje con el que nos comunicamos debe ser enriquecedor, con una narrativa sencilla; recursos como la ironía, la broma, lo simpático, la belleza, la metáfora, lo simple, y la historia del arte estimulan la creatividad y la imaginación. La obra permite asumir de forma crítica la realidad. Y como todo en la vida, los proyectos o actividades en la que se trabaja con personas, debe haber un compromiso de cada ser humano para aportar su granito de arena para que la obra sea más significativa y eficaz.

Siempre me he preocupado por mi entorno y por los seres humanos, soy una artista comprometida con mi país y su sociedad. Desde muy pequeña me supe diferente, por mi manera de ver el mundo. Porque así soy más feliz…cerrando los ojos y mirando con el corazón.