Mientras en todas las capitales de Centroamérica ya existían o se construían grandes estadios en Honduras lo más que habían eran canchas de tierra, esto aparte del impulso que el General Carías le dio al deporte fueron los condimentos para la construcción del Estadio Nacional.

Día de la inauguración del Estadio Nacional en 1948

En ese entonces Tegucigalpa había recibido un fuerte impulso al construirse el Palacio de los Deportes, centro de cultura deportiva donde existían facilidades para la práctica de deportes olímpicos y donde posteriormente se ubicaría el Gimnasio Nacional Rubén Callejas Valentine.

La construcción

En 1946 y mediante decreto, el General Tiburcio Carías Andino ordenó el diseño y construcción del estadio de Honduras, tarea encomendada al arquitecto Francisco Prats V. y las obras de ingeniería a Luis Ulloa y Rafael Blanco.

Las obras iniciaron a finales de 1946 y fueron inauguradas el 15 de marzo de 1948 con un partido de béisbol entre las escuadras de Honduras y la república de Cuba para continuar con un partido de fútbol entre Honduras y El Salvador, ante una asistencia de 25,000 espectadores.

Peculiaridades del Estadio Nacional

El estadio se diseñó como multipropósito ya que en ese entonces tanto el béisbol y fútbol compartían la preferencia de los hondureños.

En 1978 fue la reforma que marcó el cambio – Foto de Jorge Amaya

A través de los años se fueron realizando mejoras, entre ampliación de graderías y disposición de alumbrado, pero la reforma que cambió por completo la fisonomía y capacidad del estadio fue realizada en el período de Juan Alberto Melgar Castro cuando las antiguas graderías de las cabeceras Norte y Sur se reemplazaron por nuevas y de mayor capacidad a excepción de las de Silla y Sol dejando las mismas estructuras del estadio originalmente construido, un detalle curioso sobre estas reformas es que para probar que las nuevas instalaciones eran seguras, El General ordenó a un batallón completo de soldados a que se ubicaran en las gradas y procedieran a saltar sin parar.

Posterior a su inauguración el nombre se cambió a Estadio Nacional Tiburcio Carías Andino como reconocimiento a su apoyo al deporte nacional.

 


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