El sábado recién pasado se celebró el Festival de la Amistad entre El Salvador y Honduras, un evento auspiciado por la Embajada de El Salvador en Honduras y acompañada por varias instituciones de ambos países, un evento donde se demostró ante propios y extraños que los dos pueblos comparten más que un idioma, comparten cultura, ancestros y un deseo por un mañana mejor.

Un preciado momento para conocer de las artesanías de nuestro país hermano donde ellos tuvieron la oportunidad de presentar muestras de trabajos en tela, arcilla y decorados, los que tuvieron una enorme acogida dentro de los hondureños.

Pero como era de esperar, la reina obtuvo su puesto de honor, La Pupusa, ocasión donde por primera vez para muchos hondureños se tuvo la oportunidad de deleitarse con pupusas elaboradas a partir de harina de arroz, un sabor diferente con un obvio acento 100% salvadoreño.

Pero en este festival no se cumplió el dicho hondureño de “Indio comido, puesto al camino” , porque después de llenarse hasta la saciedad con pupusas de todo tipo, el baile y demostraciones artísticas de los dos países sirvieron como digestivo, bellas presentaciones donde cada una expresó una parte de la cultura y costumbres de ambas naciones.

Dulces y postres para tirar para arriba, de todos los colores y sabores, algunos extraños para los hondureños tal como unos de color verde preparados a partir de toronjas, semillas, hojuelas, tabletas, de todo para endulzarse la vida.

Un espacio de difusión del arte de pintores y escultores cuya transmisión en vivo puede ver aquí, todo como preámbulo del cierre con la banda hondureña Madame Gruv, la que deleitó a todos los asistentes.

Un evento memorable donde solo se muestra una pequeña parte de las cosas que nos hacen hermanos, dos pueblos unidos por la historia, dos pueblos con un mismo sueño.


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