El fuego que tanto bien le ha deparado a la humanidad también ha sido causa de enormes tragedias donde vidas y bienes han pasado a mejor vida, Tegucigalpa no ha sido la excepción y a través de las décadas se ha ido fortaleciendo el combate contra los incendios, nuevos equipos y nuevas tecnologías que comenzaron de forma organizada a principios del siglo XX.

Así como en todo el mundo y ante la ausencia de equipos, las poblaciones tenían que luchar contra el fuego con baldes para tratar de mitigar el fuego y en el peor de los casos solamente observar como el incendio se extendía rogando al creador se detuviera, esta cruel realidad comenzó a cambiar en 1922 cuando finalmente llegó el primer equipo contra incendios consistente en una bomba portátil con diez mangueras y cinco pitones directos a la que posteriormente se le acondicionó un pequeño tanque de agua remolcable con capacidad de 200 galones.

A partir de entonces Tegucigalpa y Comayagüela estaban “preparadas” para combatir incendios, equipo que se puso a prueba cuando se incendió el Mercado San Isidro de Comayagüela y el Correo Nacional en Tegucigalpa en 1924, incendios que atemorizaron a una población de apenas 18,000 personas.

Incendio en los mercados – Foto de Fuad Azzad Ham

Los avances fueron paulatinos y hasta 1949 se realizó el proyecto de dotar a la ciudad con 32 hidrantes y se procedió a la contratación de los servicios de tres oficiales del Cuerpo de Bomberos de México con el fin de adiestrar a personal voluntario.

Fue hasta 1959 que Tegucigalpa contó con carros de bombero GMC -350 totalmente equipados los cuales se bautizaron con los registros 02 y 03, vehículos donados por General Motors.


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