Sin duda alguna que al mencionar  “La Leona” lo primero que se viene a la mente es el parque, sin embargo La Leona es todo un barrio, de hecho la zona más antigua de nuestra ciudad capital que cuenta con una enorme cantidad de historias y detalles alrededor de las calles que definen esta importante zona de la ciudad  y que en un tiempo todas eran de piedra, roca que sale al excavar esta enorme montaña donde se ubica el barrio, calles que han ido perdiendo la lucha contra la modernidad ya que algunas han visto reemplazada su carpeta superior por el frío pavimento de concreto y adoquín, de todas esas calles la única que tiene “el apellido” de La Leona, es la que conocemos como “Las Vueltas de la Leona”.

Parte final de las vueltas de La Leona, primer tercio del siglo XX

Las Vueltas de la Leona comienzan desde la Dalia, y suben decenas de metros a lo largo de una serpenteante avenida donde existen casas que la mayoría conoce, como la de “Los Clamer” una enorme mansión de los propietarios del Cine Clamer y la de “Los Durón” casa de una de las figuras de la intelectualidad de Honduras como lo fue don Jorge Fidel Durón, hijo de Rómulo E. Durón;  aparte de esas viviendas hay docenas de casas que son parte de la historia de la ciudad y que se encuentran en su mayoría en regular estado aunque la buena noticia es que al parecer sus residentes se han dado a la tarea de remozarlas, una continua linea de casas interrumpidas por una vivienda que al parecer se encuentra tal como fue en el siglo XIX o antes.

Una casa antigua frente al carro amarillo

La antigua sede del Club Rotario de Tegucigalpa se encuentra en “Las Vueltas”, lugar que cuando se realizaban reuniones propiciaban que decenas de cipotes vecinos se dedicaran a cuidar carros a cambio de propinas en los años setenta; la casa “del Quijote”, lugar donde por décadas vivió el Señor Gonzales, inmigrante de origen español y quien fuera el fundador del “Restaurante El Quijote”, son algunos de los vecinos del primer tramo de cuesta en la segunda vuelta.

Un poco más arriba y en la tercera vuelta, detrás del poste de la siguiente foto, había una señora que vendía pan, no tenía rótulo ni nada la panadería artesanal y nadie se perdía en llegar a ella ya que el olor se expandía por la zona, al lado y donde se mira la segunda puerta a la derecha de los postes, existía un atajo que llevaba hasta el tercio superior de la Cuesta Lempira, no se por qué se cerró, a lo mejor dicho atajo era parte de alguna de las propiedades vecinas, o a saber.

La tercera vuelta, donde el atajo a La Lempira

La cuarta vuelta era famosa, era donde los buseros tenían que hacer maravillas para lograr enrollar sus enormes unidades amarillas de la ruta de El Bosque, una vuelta flanqueada en la parte norte por un muro de piedra donde a forma de “túnel” se encontraban dos estacionamientos, una fachada rústica a tono con el área que lamentablemente los propietarios repellaron quitándole lo lindo que era.

Los dos portones negros de la derecha que antes eran rodeados por una bella fachada de piedra

Llegando a la quinta vuelta se encuentra la bifurcación donde se puede bajar por la Cuesta Lempira o bien continuar subiendo hasta La Leona.

Llegando a la quinta vuelta, otra parada obligada para los buses

Zona donde se pueden observar las residencias ostentosas de principios del siglo XX, enormes muros de piedra, pasillos y jardines que han sido inspiración de pintores y alivio de la vista de los residentes.

Llegamos por fin a la sexta vuelta, a falta de una para llegar a la Leona, una esquina donde pintaron desde hace algunas décadas a La Leona, fiera que no sabemos que existió en los albores de Tegucigalpa pero que fue inspiradora del nombre de uno de los barrios más lindos de la nación.

La Leona de La Leona

Fotos de Carlos Gallardo


Una Respuesta a “Las vueltas de la Leona, 7 vueltas con el encanto de ayer”

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