Esperé un día así para visitar el Casco Histórico de Tegus. Cielos nublados, brisa ligera, a ratos lluvia. Clima ideal para captar colores, follaje, techos y texturas de mis callecitas empedradas. La meta: encontrar rincones registrados en mi memoria para iluminar las páginas de Cromos con un artículo para Vuelve al Centro. Nuestra joven practicante hacía fotos mientras yo le contaba anécdotas, rezando frases ansiolíticas para aplacar sus nervios.
Hicimos fotos en las curvas de la Leona, y se le abrían los ojos al contemplar las casas antiguas, con sus hiedras, balcones y verjas desvencijadas. Las curvas, el parque y el callejón aledaño a la Casa Walther, con sus muros de piedra, vegetación verde oscuro, arco de adobe y rejas maltrechas resultaron irresistibles para Joan Hidalgo.
Al día siguiente, ella cumpliría 23 años, y como tantos jóvenes de su edad que crecieron en las afueras, pocas veces había “bajado al centro”, y nunca había subido a La Leona. La chica, sin soltar la cámara, musitaba frases y risas, fascinada por los sitios que explorábamos mientras yo le contaba historias de juventud, y nos “capeábamos” buses y taxis que zumbaban a velocidades opuestas a la nuestra.
Subimos hasta la posta del Bosque, dimos la vuelta, y le regalé mi ruta preferida de adolescencia. Bajar la cuesta Lempira hasta unos cien metros abajo, para tomar la calle principal a la derecha y subir de nuevo esta vez hasta el barrio Buenos Aires. Llegamos hasta la iglesia San José Obrero en las faldas del cerro, y bajamos por la cuesta de regreso al barrio La Fuente. Nos detuvimos en la escalinata, hicimos la foto y seguimos bajando, para contemplar un momento la casa que alberga la Academia Nacional de la Lengua.
Enfrente, hay un hermoso arco de piedra al que también le hicimos los honores, perturbando a una anciana sentada en sus gradas, molesta por la intromisión. Llevaba una canasta en brazos y al preguntarle, nos ofreció una sonrisa desdentada: “Vendo semitas a diez.” Le pedí dos, y ambas exclamamos al ver un par de enormes trozos del pan dulce suave y esponjoso. Con una sonrisa cómplice, Joan compró dos pedazos más.
La radio anunciaba que en ese instante, al sur de la ciudad, una tormenta apocalíptica aporreaba las colonias que rodean el anillo periférico. Eso explicaba el tráfico fluido un viernes a las cinco de la tarde allí, y aprovechamos para bajar hasta el Teatro Nacional Manuel Bonilla, y cruzar el puente Carías a la altura de los mercados buscando un atajo hasta el Parque La Libertad de Comayagüela. A esa hora era vibrante la actividad comercial de los puestos repletos, viendo transeúntes con gorras de béisbol, cadenas y tatuajes, confundidos con vendedoras de amplios vientres y largos delantales. Un poco aprensivas, llegamos sin novedad a un costado del Palacio de Bellas Artes.
Decidimos regresar por la Calle Real, cruzar el Puente Mallol, y tratamos de hacer una última foto a la casa de Chinda Díaz o al panorama desde la espalda de la Catedral Metropolitana, vista privilegiada de la Leona. Pero hundidas entre buses, taxis y camiones la oscuridad nos impidió hacer más fotos. No importó. Ya teníamos suficientes. A estas alturas íbamos soñando con un segundo viaje a ese espacio antiguo en el que siempre nacen nuevos recuerdos.
De eso se trata, nos dice María Teresa Agurcia, en la entrevista que aparece en Cromos Julio. Y a manera de preludio se los contamos aquí, claro, para que busque la revista, pero sobre todo para que siga nuestro ejemplo, aparte un tiempecito, y vuelva al centro.
Fotografía de Joan Hidalgo.
Lastima que el parque la leona esta descuidado.
La idea de todo este esfuerzo es precisamente cuidarlo más, tarea que no solo pertenece a las autoridades sino a todos los visitantes. no se si fue por la luz, pero vi bastante bien conservado el parque, comparado con otros (y ya que lo menciona). saludos y gracias por su comentario
Felicitaciones…un blog al que estaré atento, particularmente por la heredera de cuento se
e historias de legítima autenticidad…al ser su familia…de las reales y grandes viejas familias de la Tegucigalpa de alcurnia …hay que VOLVER A L CENTRO….la historia tiene que vestirse de gala…por ti…
🙂 siempre tan atento mi querido amigo virtual! Debemos rescatar del olvido historias a veces increíbles de lo acontecido en el casco histórico…e inspirar a familias (y ciudades) de todo el país a consolidar su sentido de identidad y afianzar sus raíces…¡ hay tanto en casa para compartir con los hijos!
Alejandra que gusto me ha dado leer tu relato de la lluvia, en La Leona de aquel Viernes me hiciste sentir como si yo iba a tu lado en tu recorrido y escogiendo el enfoque pefecto para cada foto , La Leona es BELLA ..ROMÁNTICA..Un exquisito baúl de recuerdos . Viví En la cuesta Lempiras y los Domingos en la tarde cargaba mis patines y subía al parque a contemplar la ciudad. Gracias Alejandra.
MI queridas Georgina, Ana Patricia e Ivonne: gracias mil por sus comentarios! Ya estamos planificando un segundo viaje a La Leona! Cada comentario, aquí y en Facebook es muy apreciado. Desde pequeña no salía de mi asombro al pasear por esas callecitas empedradas, pero también al ingresar a muchas de las casas antiguas y descubrir sus jardines interiores, su cuartos repletos de tesoros de antaño y las historias que guardan sobre todo, las personas que han vivido allí toda su vida…en especial los y las mayores. Seguiremos volviendo al centro! un abrazo
Excelente relato con tu sello de escritora con gran sensibilidad y amor a nuestra Tegus querida. Has deshilachado cada esquina, cada curva, cada casona donde ayer recorría con mis amigas entre hiedras y piedras rosadas como nuestras mejillas alborotadas de emoción. Un beso sobrina por tus letras plenas de amor a una ciudad bella llena de tradición. Patricia
Divina tia Pachy. Gracias por sus palabras! Hay tanto qué escribir! Anécdotas, relatos, historias, momentos, incluso los viajes a tiendas (¿se acuerda de Ciudad Roma, o la Joyeria Cantero, por ejemplo? ¡tantos recuerdos!) Esas callecitas y casonas son ecos de la verdadera identidad de nuestros antepasados, y sería una pena permitir que todo aquello se desvanezca en el olvido. besitos, gracias por sus palabras!
Me da tanto gusto que aun hay personas con alto grado de interés mediático en relación a promover el empoderamiento de lo que queda del Patrimonio Histórico de nuestra querida Capital y que además sabe ver . . . así como rescatar esa Herencia Cultural Urbana, la cual nos corresponde preservar . . . Muchísimas Gracias ! ! !
Gracias por sus palabras Ana Maria! Muchos, desde nuestros escritores de principios del siglo XX para acá (destacadamente doña Lety de Oyuela entre muchos otros)perseveran en dicho rescate, entre ellos los promotores de este mismo sitio web. El amor a Tegus vive en estos magnificos esfuerzos. Un abrazo y gracias mil de nuevo.
Y que te parece un reportaje de los altos de la olla, allí encontrarías bellos tesoros o por la cañada por la iglesia atrás de loas cines Aries y tauro una belleza en medio de la ciudad
en todos lados hay historias! Alli donde menciona había una iglesia cuya fachada se vino abajo hace unos años, por ejemplo. Y las rutas alternas para subir a la Leona son de por si un poema. gracias por su comentario, lo tomaremos en cuenta.
Alejandra, trajiste a mi mente tantos recuerdos de mi infancia, maravillosa infancia, que me dio la oportunidad de transitar por esos lugares que maravillosamente describes y haces más frescos y cercanos. Tegucigalpa de mis amores, cuánto añoro volver a caminar y disfrutar de ese maravilloso lugar que me vio crecer y me acogió. Saludos
Me es irresistible el centro y Dios me manda a cada rato por allí. Hoy una señora amiga de mi madre, de toda la vida, me llamó para que fuese a traer una sopa de olla al mero mero centro, en la mera olla, y llevé la olla, y entré a su casa, con jardín interior cubierto por las ramas de un sorprendente palo de mangos (en el mero centro) y me sirvió con las manos más generosas que conozco, una olla entera de sopa con yuca, pataste, elotes, camotes, platano maduro, culantro. Cada dia es una oportunidad bella para volver al centro, sea cual sea la excusa. Gracias por su cometnario.
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