En lo que llevo de presencia en esta tierra ya ni me acuerdo de las veces en que el Mercado San Isidro ha sido reformado. Han sido infinitas remodelaciones y reconstrucciones como consecuencia de los clásicos incendios que siempre ocurren en sus predios. Hoy se realiza una nueva reforma que esperamos sea un diseño que llene las expectativas y mucho más aún, que los que trabajan ahí, trabajen ahí.

El factor común es desorden, suciedad e incendios – Foto de Fuad Azzad Ham

De Nada Sirve un Buen Diseño si no se Respeta

Quien sabe cuantos millones se han invertido–perdón, gastado–en las reformas de los mercados y cuantos millones se han perdido a causa de los incendios. Pero esas no son las únicas pérdidas.

Hay otras que afectan a toda la población, puestos donde no se cumplen las normas mínimas de higiene y ornato, obstrucción de calles por “nuevos locatarios”, basura, delincuencia y otras más. Son pérdidas y consecuencias que obedecen a muchas razones; una de ellas es el irrespeto a los diseños y el orden pre-establecido.

En cualquier obra de arquitectura e ingeniería, la base de un diseño parte de las necesidades que existen. De ahí se hacen miles de consideraciones donde, en el caso de un mercado, la circulación de personas, bienes y desperdicios son fundamentales. El producto final de los diseños es el que se construye y presume que el comportamiento humano deberá seguir patrones pre-establecidos.

Si un sitio es para almacenamiento de basura, pues para eso es.

Si existen accesos amplios, son para facilitar el desplazamiento de las masas–no son para ubicarse ahí a vender tortillas o lo que se le ocurra a cualquiera. Existen una enorme cantidad de “partidas de diseño” que, si no se cumplen, el funcionamiento final de las instalaciones nunca será bueno, y es ahí adonde quiero llegar.

Demolición del Mercado San Isidro - Foto de Radio House
Demolición del Mercado San Isidro – Foto de Radio House

Que el San Isidro Sea un Mercado

En estos momentos las obras de demolición están por concluirse y los contratistas nos entregarán en unos ocho meses un edificio de cuatro niveles y estacionamientos, y aunque no he visto los planos, presumo que reúnen los mínimos estándares para ese tipo de obras. La pregunta:

 ¿También tienen contemplado el compromiso de los locatarios para hacer uso adecuado de los espacios?

¿Existe algún tipo de penalización para quien quiera hacer lo que se le dé la gana en contra de las normativas?

¿Existen protocolos para el ingreso de bienes sin obstruir las calles y para el manejo apropiado de desperdicios?

¿Existe compromiso de los locatarios para no ubicar “sucursales” fuera del mercado o en las calles de la ciudad que no son mercados?

La verdad, son muchas preguntas, que usted quizá también se ha hecho. Orden: no podemos esperar buenos resultados con las viejas fórmulas que le permiten a todo el mundo hacer lo que quiera solo por aplacar el argumento que tienen derecho al trabajo o por quien grita más.

No podemos dejar que los policías municipales sean los que se rifen la vida cuando intentan poner orden: tiene que haber un asidero legal tal como hacen los dueños de los centros comerciales, donde si usted como inquilino se sale de los compromisos, pues va para afuera. Si destruye el bien ajeno, lo paga.

Al final, estos proyectos los pagamos todos los ciudadanos y es de todos nosotros y debemos verlo como tal. Es así que le ruego a las autoridades que den a conocer de forma pública cada uno de los compromisos que los beneficiados serán objeto, de forma de ser testigos de la anuencia y seamos todos los ciudadanos del Distrito Central auditores del comportamiento humano. No son las remolachas ni los elotes los culpables del desorden.

Ya es tiempo que este tipo de obras sean una inversión y dejen de ser un gasto. Ya es tiempo que todos entendamos que sin orden no hay éxito. Nuestra ciudad lo merece, los locatarios merecen ambientes limpios y seguros donde el consumidor llegue con confianza en el producto y que no será asaltado. Todos merecemos que sea un éxito, pero sin reglas claras y de conocimiento público nunca se logrará, nunca, y ya llevo medio siglo viendo a todos prometer y hacerse los locos el día siguiente.

Si no me cree, pregunte al vecino.


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