Barrios antiguos y singulares son los que componen el centro de Tegucigalpa. Son sitios donde el tiempo pasa muy lento y donde es posible encontrar las viviendas de la antigua periferia de la ciudad: eso son los Altos de la Hoya.
Un barrio que ha sido famoso desde un inicio es La Hoya, sitio que recibió su nombre de un escandaloso español de tal apellido. Es un barrio que está fijo en la memoria reciente de los hondureños ya que fue donde el huracán Mitch permitió observar las más escalofriantes escenas de esa tragedia a unos cientos de metros del centro de la capital.
En los Altos de la Hoya, donde el tiempo pasa lento
Unos metros arriba de La Hoya se encuentra un pequeño barrio compuesto por una sola calle, ruta que muchos conocen porque los taxis que vienen del oriente de la ciudad al centro suben por una empinada cuesta a solo 200 metros de la catedral.
Para que se oriente, el número 1 es donde se encuentra la cuesta que toman los taxis que vienen del sureste de la ciudad y el número 2 es un estacionamientos que se encuentra atrás del antiguo salón Ivonnes de la Avenida Cervantes.
Una pequeña calle donde el estacionamiento que está más cerca de la Avenida Cervantes es nada más y nada menos que una antigua caballeriza, parte de una hacienda, dato curioso que muchos desconocen.
Con el tiempo parte de la calle fue adoquinada, dejando bajo del pavimento antiguas piedras por donde cruzaban con sus caballos los residentes de la zona, una calle corta donde el tiempo pasa muy lento.
Me crecí en el barrio La Hoya, viví muchos años allí, todas esas fotografías me dan nostalgia, las conocí como la palma de mi mano, lástima el huracán Mitch arrazó con el barrio, bellamente construido con el tiempo, todavía no se repone, mi barrio quedó triste, allí había tanta alegría, ahora es fantasmal.
Solo queda recordar mi Feliz infancia a donde todos nos conocíamos, recordar la cuesta empedrada por donde nos deslizabamos para ver quien ganaba y llegaba primero, nuestro barrio ,compañeros y amigos ahora la mayoría somos mayores , otros ya partieron a cada familia casa por casa bellos tiempos y otra cultura. Siento nostalgia al recordar cuantos años recorrimos esas calles tan sanas donde crecimos.