¿Cuándo fue la última vez que volviste al centro?
No es una pregunta acusatoria. Es una pregunta sincera: ¿te acordás de sábados en el Parque La Concordia, o cuando tus padres te llevaban a su oficina a corretear mientras ellos terminaban los mandados de la semana? ¿Te acordás de cafeterías que abrían las 24 horas? ¿Te acordás del Festival de Invierno?
No necesitás un festival, ni una memoria difuminada por la nostalgia, para volver. Podes volver todos los días. Entiendo que hay adversidades, o incomodidades, o que todo parece estar en contra de tu día perfecto en el centro histórico. Así sucede.
Yo voy a tratar de convencerte todos los días de volver, y te voy a sugerir lugares, y contar historias, para que poco a poco se disminuyan los contratiempos y las incomodidades, para que todo fluya y tengas ese día perfecto.
No tenes que volver al centro, pero el centro es un buen lugar para empezar.
Desayuno en Los Dolores. Tu día perfecto en el centro histórico comienza en Plaza Los Dolores. Perdete en los laberintos del mercado y ordena (te recomiendo Baleadas Lourdes o la Mega-Baleada) una baleada con “todos los mickeys.” Después, visita con las palomitas en la Plaza, conoce la iglesia con su fachada barroca, aprecia el retablo reluciente, sus pisos de mosaicos, sus detalles únicos.
Visitas de Museos. Ahora, seguí hacía el primer bloque cultural del centro histórico. Existen una cantidad de museos y espacios culturales en Tegucigalpa y su mayoría se ubican en el centro. ¿Ya visitaste las exhibiciones del Museo para la Identidad Nacional? ¿Y la Galería Nacional, con sus tres salas y tres generaciones? ¿Conoces la Antigua Casa Presidencial? ¿El Museo Histórico Militar?
Comprar una ristra de pan dulce. ¿Qué hogar está completo sin pan dulce? Yo recomiendo Basilios en la Peatonal, pero también podés visitar nuestra querida Chinda Díaz o La Baguette. Podrás encontrar diferentes opciones si te das una vuelta por el Paseo Liquidámbar…
Caminar la Peatonal. La calle con más tráfico peatonal en nuestra ciudad, una experiencia diferente cada vez que la visitas, el olor dulce de pan recién horneado, un artista decorando el suelo con sus pinturas, las notas de un violín urbano…camina, olvidate de todo, llega hasta el Parque Central.
Parque Central & Catedral. La conclusión del Paseo Liquidámbar es el Parque Central, donde casi siempre hay un espectáculo en el escenario, donde las personas convergen y platican, juegan dominó con un amigo, juegan con sus hijos, caminan hacia la Catedral para recibir la misa del día. No podes perderte un vistazo a esa cúpula dorada.
Almorzar en el Duncan Maya. Restaurante icónico de Tegucigalpa, que existe por más de cincuenta años, ¿qué mejor lugar para esconderse del sol por un ratito?
Tardear en La Leona. Después del almuerzo, podes subir las cuestas de La Leona (a pie, o en carro) hasta llegar al pintoresco Parque La Leona. Disfruta de la vista, de los rinconcitos que llevan a Buena Vista y la Buenos Aires, baja las escaleras escondidas, recordar viernes de lluvia, aprecia la vista de nuestra ciudad.
Bajar la Cuesta Lempira. Y cuando regreses al mero centro, la mejor ruta es la Cuesta Lempira (tengo 24 años y todavía siento un poco de miedo al enfrentarme con esa cuesta empinada).
Hoy se vale pedir un postre. Yo recomiendo una crepa en Café con libros, la cafetería escondida en el segundo nivel de la Librería Bautista. Perfecta hora para tomarse un capuchino o un café negro, o tal vez un smoothie de frutas.
Atender una obra cultural. ¿Por dónde empiezo? Los jueves de jazz en Bourbon House son excelentes, al igual que los cafés poéticos de Café Paradiso. Inauguraciones en el MIN y la Galería Nacional, conciertos impromptu en Casa Quinchon o el Paseo Liquidámbar, la sinfónica en el Teatro, obras nuevas y vanguardistas en Casa del Teatro Memorias, festivales, intervenciones artísticas–es difícil mantenerse al tanto, pero seguro existen páginas digitales que comparten todas las actividades…
Tomarse un traguito. ¡Y terminemos la noche con un traguito! No sos hondureño si no te has tomado un calambre en el famoso New Bar de Tito Aguacate. También podrías pasarte por el Hostal La Ronda, jugar una ronda de Giant Jenga y después atender una lectura de poesía en Café Paradiso.
